Tal y como te esperas, la capital de Rumanía es una de las ciudades que más tiene que ofrecer al turista: monumentos históricos, museos, edificios singulares y numerosos parques jalonan una visita de lo más completa. No te preocupes porque no faltarán restaurantes en los que hacer una deliciosa parada.
Y es que Bucarest ofrece infinitas maneras de pasar el tiempo, aunque cada plan se adapta mejor o peor al tiempo del que dispones. ¿Qué prefieres? ¿Sumergirte en la historia nacional, recorrer todos sus parques o admirar los edificios de la Belle Époque? En el caso de que solo tengas un día para recorrer las calles de la capital, no te preocupes: te hemos preparado un itinerario irrechazable para una experiencia memorable.
Cafeteria Frudisiac, Bucarest
8:15
Nuestra primera recomendación: coger energías con un buen desayuno antes de partir a las calles de Bucarest. Si tú también crees que esta es la comida más importante del día, entonces la puedes disfrutar de las propuestas de Frudisiac. No te faltarán tostadas de aguacate y burrata o tortitas de ricota. Si quieres desayunar aquí tendrás que acudir a la C/ Intrarea Bitolia nº 4.
Una vez que has disfrutado de un buen café, puedes ir a pie o en autobús hasta nuestra primera parada: Casa Ceaușescu, a poco más de un un kilómetro de Frudisiac.
Un edificio que también se conoce bajo el nombre de «Palatul Primaverii». Aquí fue donde se alojó el último jefe de estado comunista de Rumania (Nicolae Ceausescu) y lo puedes encontrar al final del bulevar Primaverii. De las 80 habitaciones que componen el palacio, 60 están abiertas para visitas del público general. En su interior se puede apreciar su estilo suntuoso, con mosaicos de mármol, vidrio, candelabros de cristal y obra de artistas consagrados.
A unos 2 km, situado a orillas del lago Herastrau, se encuentra el museo etnográfico al aire libre más grande del país. Reúne más de 100 casas tradicionales, todas ellas representativas de varias áreas de Rumania. Es el lugar perfecto para familiarizarte con la vida más habitual de los pueblos rumanos que existieron entre los siglos XVII y principios del XIX.
A estas horas seguro que ya estás pensando en la parada correspondiente para comer. Si tu intención es saborear un delicioso plato tradicional puedes optar por el restaurante Pescărușul (en el parque Herăstrău). Entre sus propuestas encontrarás platos con el sello original de la gastronomía rumana, aunque no te faltarán opciones más mediterráneas.
La siguiente parada te llevará hasta otro punto que no deberías perderte: el Arco del Triunfo. Se trata de un monumento con una gran carga histórica y emocional. No es para menos: es el gran símbolo de la unidad rumana.
A continuación, para seguir con la ruta, dirígete hace la calle Victoria.
¿Comienzas a notar el cansancio? ¡No te preocupes! En este pasaje, salpicado de coloridas sombrillas, pronto notarás un buen subidón.
Ubicada en pleno centro de la ciudad, es otro símbolo de Rumanía, pero en este caso representativo de la arquitectura de Brancoveanu. ¡Una verdadera joya para el visitante que data del siglo XVIII!
Es, sin ninguna duda, una de las librerías más bellas del país. Un sitio de esos que no debes perderte solo por el ambiente de cuento que se respira en el interior.
En nuestra lista de recomendaciones para pasar un día por Bucarest no podía faltar este palacio. De un esplendor arquitectónico incomparable, es el segundo edificio administrativo más grande del mundo, solo por detrás del Pentágono (EE UU).
¡Y llega el momento de cerrar el recorrido! Y no podemos hacer de otra manera que proponiéndote la cena: en Social 1, ubicado más o menos a un kilómetro del palacio, recuperarás energía rápidamente.